Prepara tu coche para el invierno
El invierno es un período especialmente duro para los vehículos. El intenso frío, las heladas, las abundantes lluvias e, incluso, las nevadas son condiciones adversas para los coches y las motos, que pueden verse gravemente deteriorados por los efectos de estos factores climatológicos. Como especialistas en repuestos de automóviles, queremos ofrecer una serie de consejos en este post para que prepares tu vehículo para soportar los duros rigores invernales.
En primer lugar, es fundamental revisar el estado de los neumáticos. En estos meses, aumentan de forma considerable las precipitaciones, por lo que es imprescindible que los neumáticos estén en buenas condiciones para no sufrir aquaplaning. El dibujo tiene que contar, al menos, con 1,6 milímetros de profundidad. Para verificarlo, puedes observar los testigos de desgaste que incluyen todos los neumáticos. También es importante examinar la presión.
El nivel adecuado para cada modelo figura en el manual, aunque lo habitual es que ronden los 2,0 bares. La batería es susceptible de verse afectada por las bajas temperaturas. Por ello, es vital comprobar su funcionamiento para evitar que se descargue. A partir del tercer año de vida del vehículo, es conveniente revisar su carga en un taller. Basta con conectar un voltímetro a los bornes y ver si el voltaje supera los 12,5 voltios.
El líquido anticongelante adquiere especial relevancia en invierno por razones obvias. Si el vehículo pasa varias horas parado y las temperaturas están por debajo de cero grados, este líquido se encarga de refrigerar el motor. No obstante, si se encuentra en mal estado, puede congelarse y reventar los manguitos o, incluso, el motor. Así, tienes que comprobar cuándo has cambiado el líquido anticongelante por última vez.
Generalmente, se renueva cada cuatro años. Además, tienes que revisar que el nivel sea el correcto, para lo que puedes examinar el depósito con líquido rosa o verde que hay en el vano motor. Con la llegada del invierno también hay que examinar los amortiguadores. Y es que de ellos depende la estabilidad del vehículo y la distancia de frenado. Si estos elementos están deteriorados, el riesgo de accidente aumenta, sobre todo si el firme está mojado.
La efectividad de los amortiguadores empieza a resentirse cuando el vehículo supera los 30.000 kilómetros. Una prueba que puedes realizar tú mismo es comprobar cómo responde la suspensión al pasar por un badén. Si se producen varios rebotes, es posible que los amortiguadores estén dañados. Desde nuestra empresa de repuestos también recomendamos revisar el líquido y las escobillas del limpiaparabrisas, así como el nivel de aceite, las luces y el líquido de frenos.